El VISITANTE NOCTURNO, parte II
Buscando por algunos
momentos en los techos de estas cuevas, finalmente encontramos una
salida, un tanto especial...
Esta es la misma abertura vista de cerca. Nótese el
escalonamiento de roca que permite entrar y salir con toda comodidad.
Otra peculiaridad son estos cráteres profundos, que en su interior
conservan durante todo el año, la nieve del invierno, algo difícil de
creer cuando en la superficie la temperatura rebasa los 40 grados
centígrados. Si usted alguna vez trae sus cervezas, aquí las puede
dejar para mantenerlas frías.
Pasemos ahora a la cumbre de esta montaña de ceniza...
Y en la cima un hallazgo conmovedor...
Un solitario árbol......que al parecer no hace mucho aun tenía
compañía...
Ahora vayamos a recorrer una zona menos desértica, que tal hacia esa
otra montaña?
Parece que valió la pena la caminada, después de todo el calor esta
disminuyendo velozmente, atinadamente la decisión de venir a esta zona
en el atardecer nos permitió ver este par de venados. Es también
increíble que en unos pocos árboles en medio del desierto habiten estos
especimenes.
Andrescoutt permanece inmóvil con su cámara por varios minutos, tomando
silenciosamente varias fotografías.
Con los últimos rayos de sol, procedemos a preparar la cena, mientras
tanto la luna tempranera llega puntual a su turno de trabajo.
Ahora el silencioso desierto se vuelve en un concierto de sonidos:
lechuzas, insectos, aullidos de coyote, y muchos otros más que no
logramos adivinar, la cosa se pone interesante.
Sin embargo, no nos habíamos percatado de que en nuestra mesa alguien
más compartía nuestra cena. Todo sucedió cuando pasábamos la comida de
las mochilas a este lugar. En un pequeño descuido este amigo ya se
había servido su ración. Y a pesar de los constantes intentos de
ahuyentarlo, este comensal se rehúsa a retirarse, por lo que nos
resignamos a compartir los alimentos con...
EL VISITANTE NOCTURNO.
Este fue un reportaje mas cortesia de...
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